ralentización de la actividad

La historia ha tardado menos de un año en repetirse. Los nubarrones vuelven a amenazar el crecimiento económico a la vuelta del verano. Hace doce meses estábamos en las mismas y la actividad sorprendió: ni crecimiento cero ni negativo. Al final, no fue para tanto. Ahora las dudas surgen incluso antes de que termine el verano porque los malos indicadores se acumulan desde hace meses. La temporada de turismo ha sido muy buena en el sector servicios, pero con el fin de las vacaciones llegó también el cambio de ánimo en las empresas de servicios: su indicador de actividad para los próximos meses se ha contraído por primera vez en este 2023.

La industria, sobre todo las manufacturas, arrastra cinco meses de debilidad. En agosto la actividad se deterioró hasta su nivel más bajo en lo que va de año. Esta tónica se repite en la gran mayoría de los países de la zona euro. En algunos de manera más acusada incluso. «La debilidad de la actividad no es solo resultado de una caída cíclica. Hay cambios que pueden ser permanentes. Por ejemplo, aunque los precios de la electricidad están muy lejos de sus máximos de hace un año, son tres veces más caros de los que teníamos hace tres años», explicaba hace unos días la economista Isabel Schnabel, representante de Alemania en BCE. 

La industria química, muy intensiva en energía, se está viendo afectada de manera muy notable por este cambio.La tranquilidad no ha llegado todavía a este apartado. Hubo nervios en el mercado del gas en agosto por una huelga de trabajadores en una planta australiana. Este martes se ha sumado otra mala noticia: Rusia y Arabia Saudí han anunciado este martes recortes adicionales en su producción de crudo. La reacción de la cotización ha sido inmediata: el petróleo ha escalado por encima de los 90 dólares por primera vez en lo que va de año. De mantenerse la escalada amenazará la evolución de la inflación en la zona euro. 

En España, en función del modelo que se utilice, podríamos estar hablando de un crecimiento del PIB en el tercer trimestre de dos o tres décimas, según expertos como Ángel Talavera, de Oxford Economics. La economía avanzó un 0,5% y un 0,4% en los dos primeros trimestres del año, respectivamente. 

Aún así, estaríamos hablando de cifras positivas. Todos los organismos internacionales elevaron su previsión de crecimiento para España este año, solo que quizá ahora la última parte resulte más débil de lo anticipado. Los españoles somos los únicos dentro de las grandes economías del euro, que no esperamos una recesión en los próximos doce meses. No es el caso cuando se les pregunta a franceses, italianos, alemanes, belgas y holandeses, según el último indicador de expectativas que elabora el Banco Central Europeo (BCE). Estas diferencias también salen a relucir en los datos de confianza del consumidor: mientras cae en muchos países, en España se registra la mejor evolución de los veintisiete. 

La tónica positiva de los encuestados en nuestro país no significa que no se detecte una ralentización. Por ejemplo: más del 13% de los españoles cree que podría perder su trabajo. Es un punto porcentual más que en abril. Por otro lado, hay menos españoles que consideran probable encontrar un empleo en los próximos meses, según los datos del BCE. 

Afectados por Europa

Las últimas previsiones de los analistas sobre la marcha de la economía de la zona euro se han deteriorado en las últimas semanas. También hemos conocido que por primera vez en trece años ha caído el dinero en circulación. Un síntoma que aparece en las épocas de recesión. 

«España no se puede aislar de la ralentización de la economía europea y este nos va a marcar evidentemente en los próximos meses», reconocía Nadia Calviño, ministra de economía en funciones en una entrevista en Onda Cero este lunes. 

La ministra de economía en funciones considera que sería una buena noticia si el BCE va dando por cerrada esta fase de subida de los tipos de interés. «Estamos en un contexto internacional muy turbulento y de tensiones geopolíticas y se impone la prudencia también por parte de las autoridades monetarias, así que es buena noticia si ya por fin anuncian que vamos pasando a otra fase», ha señalado la vicepresidenta.

Los datos que van saliendo estos días –entre los que se incluye un mínimo repunte de las expectativas de inflación de los consumidores– se están incorporando a la agenda de la próxima reunión del BCE del día 14 de septiembre. La subida de tipos ha entrado en «su recta final», según explicaba hace unos días el vicepresidente Luis de Guindos. La decisión sobre si subir otra vez o pausar aún está «abierta».